
** LA DETENCION DE UN POLICIA SIEMPRE GENERA ALARMA SOCIAL
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Ignacio López García de la Torre, secretario general de la Confederación Española de la Policía (CEP) fue uno de los participantes en la primera jornada sobre Inteligencia y Servicios de Información organizada el pasado fin de semana en A Coruña por Global Chase.
-¿Cómo están los ánimos en el seno de la policía en la era del todopoderoso Rubalcaba?
-Cabreados por el recorte salarial en nuestras ya exiguas nóminas, aun siendo conscientes de los 4,5 millones de parados y de la necesidad de ser solidarios.
-¿Y en lo demás?
-También. Estamos muy preocupados por la ausencia de presupuestos suficientes para garantizar el sistema público de seguridad. Y por la oferta de empleo público, que ha sufrido una reducción brutal.
-¿Se sienten utilizados por el Gobierno?
-En no pocas ocasiones, sí. Somos conscientes de que muchas veces los éxitos de la policía son utilizados para reforzar la acción política, y en otras como frente de batalla, lo que nos hace bastante vulnerables ante la opinión pública.
-¿Por ejemplo?
-Todos tenemos muy presente la batalla que hace unos meses se libró entre una parte muy concreta de la Audiencia Nacional y la Fiscalía General del Estado. La Fiscalía le dio una patada a la Audiencia en el culo de la policía, sin que el Ministerio del Interior y el Gobierno hiciesen algo, al menos públicamente, para restañar esa ofensa tan grave e hiriente
-¿Y por la oposición?
-La oposición tiende a generalizar. No nos cansamos de decirles que si tienen algún problema con algún policía o grupo de policías concretos, que hagan el favor de personalizar.
-¿Sigue pensando que la policía es un cuerpo politizado y clientelar y que la politización ha ido a más de la mano del Sindicato Unificado de Policía (SUP)?
-Sí, es evidente, no hay más que fijarse en determinadas figuras que han tenido una traslación de su función diaria en unos intereses concretos y que han tenido una carrera meteórica. Lo del SUP es palpable e histórico. Hay una conexión más que evidente entre el Partido Socialista y ese sindicato. Su secretario general se vanagloria de ello en no pocas ocasiones.
-¿Por qué agentes destinados en las unidades especializadas en la lucha contra el terrorismo yihadista están pidiendo el traslado a otras unidades?
-Es un trabajo muy complicado, muy ingrato, en el que no hay horarios. Está muy mal retribuido y sin el suficiente respaldo legal, que provoca sentencias absolutorias del Supremo, muchas veces sorprendentes. Somos policías con una clara vocación de servicio, pero también personas que tienen una familia. Eso ocurre por una desmotivación retributiva y una desmotivación moral.
-¿Qué opinión tiene sobre las investigaciones abiertas en Lugo que afectan a varios miembros del cuerpo?
-De entrada, mucha cautela. Partiendo del principio de presunción de inocencia, que la autoridad judicial actúe. Pero en determinada fase de la investigación ha habido un exceso de afectados. Sin que sirva de justificación, la detención de un policía genera mucha alarma social. Y lo digo sin ánimo de ofender a la jueza de Lugo.
Ignacio López García de la Torre, secretario general de la Confederación Española de la Policía (CEP) fue uno de los participantes en la primera jornada sobre Inteligencia y Servicios de Información organizada el pasado fin de semana en A Coruña por Global Chase.
-¿Cómo están los ánimos en el seno de la policía en la era del todopoderoso Rubalcaba?
-Cabreados por el recorte salarial en nuestras ya exiguas nóminas, aun siendo conscientes de los 4,5 millones de parados y de la necesidad de ser solidarios.
-¿Y en lo demás?
-También. Estamos muy preocupados por la ausencia de presupuestos suficientes para garantizar el sistema público de seguridad. Y por la oferta de empleo público, que ha sufrido una reducción brutal.
-¿Se sienten utilizados por el Gobierno?
-En no pocas ocasiones, sí. Somos conscientes de que muchas veces los éxitos de la policía son utilizados para reforzar la acción política, y en otras como frente de batalla, lo que nos hace bastante vulnerables ante la opinión pública.
-¿Por ejemplo?
-Todos tenemos muy presente la batalla que hace unos meses se libró entre una parte muy concreta de la Audiencia Nacional y la Fiscalía General del Estado. La Fiscalía le dio una patada a la Audiencia en el culo de la policía, sin que el Ministerio del Interior y el Gobierno hiciesen algo, al menos públicamente, para restañar esa ofensa tan grave e hiriente
-¿Y por la oposición?
-La oposición tiende a generalizar. No nos cansamos de decirles que si tienen algún problema con algún policía o grupo de policías concretos, que hagan el favor de personalizar.
-¿Sigue pensando que la policía es un cuerpo politizado y clientelar y que la politización ha ido a más de la mano del Sindicato Unificado de Policía (SUP)?
-Sí, es evidente, no hay más que fijarse en determinadas figuras que han tenido una traslación de su función diaria en unos intereses concretos y que han tenido una carrera meteórica. Lo del SUP es palpable e histórico. Hay una conexión más que evidente entre el Partido Socialista y ese sindicato. Su secretario general se vanagloria de ello en no pocas ocasiones.
-¿Por qué agentes destinados en las unidades especializadas en la lucha contra el terrorismo yihadista están pidiendo el traslado a otras unidades?
-Es un trabajo muy complicado, muy ingrato, en el que no hay horarios. Está muy mal retribuido y sin el suficiente respaldo legal, que provoca sentencias absolutorias del Supremo, muchas veces sorprendentes. Somos policías con una clara vocación de servicio, pero también personas que tienen una familia. Eso ocurre por una desmotivación retributiva y una desmotivación moral.
-¿Qué opinión tiene sobre las investigaciones abiertas en Lugo que afectan a varios miembros del cuerpo?
-De entrada, mucha cautela. Partiendo del principio de presunción de inocencia, que la autoridad judicial actúe. Pero en determinada fase de la investigación ha habido un exceso de afectados. Sin que sirva de justificación, la detención de un policía genera mucha alarma social. Y lo digo sin ánimo de ofender a la jueza de Lugo.
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