
Dos agentes deben estar encerrados en un coche parado durante ocho horas seguidas y vigilar el domicilio de una autoridad. Decenas de policías del cuerpo nacional prestan el servicio de protección en domicilios de autoridades, y lo hacen desatendidos por no decir abandonados.
El sindicato mayoritario del cuerpo de policías de Madrid, la CEP (confederación española de Policía) lleva meses comunicando este "castigo" a los responsables policiales sin obtener respuesta alguna.
Condiciones de trabajo que rozan la "ruina" y una precariedad de recursos que bordea el desprecio a cualquier profesional.
En reiteradas ocasiones se le encarga la vigilancia a una sola persona, un castigo que garantiza la inseguridad del policía y del protegido -no pude ser relevado en ningún momento ante cualquier imprevisto- haciendo casi inútil su trabajo.
Cuando se trata de la protección de una ministra de Gobierno o un responsable del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso, los policías -supuestamente más de uno- tienen que prestar su servicio igualmente en el interior de un coche parado durante ocho horas seguidas.
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