domingo, 19 de junio de 2011

La llamada que salvó una vida


La emoción de dos jóvenes policías que lograron estabilizar a un niño de seis años con parada cardio respiratoria siguiendo por teléfono las indicaciones del personal del 061

Las labores de un policía no se limitan a velar por la seguridad ciudadana y de ello pueden dar cuenta dos jóvenes agentes de la Policía Nacional a quienes la fecha del 4 de junio se les ha quedado grabada. Antonio Raigón e Ignacio Santos, con seis años de servicio en las patrullas de calle, acudieron ese día a un aviso en un piso de Ciudad Jardín donde el comunicante alertaba de que oía a una mujer gritar.

"Nos quedamos descolocados cuando vimos a un madre con una crisis nerviosa y que no sabía exactamente lo que pasaba y un niño sin pulso", comenta el primero de ellos. La Academia les ofrece clases de primeros auxilios "con un maniquí articulado, pero otra cosa es lo que nos encontramos en el día a día", apunta Ignacio. Ante este panorama, "tuvimos que calmar a la madre y explicamos la situación a la sala del 091". A través del operador contactaron con las emergencias sanitarias, el 061, "y ellos nos dijeron lo que teníamos que hacer. Lo primero fue colocar en el suelo al niño", empezaron a aplicarle masajes cardiacos "y seguimos sus indicaciones". "Ellos saben cómo actuar", señala Raigón, "y esos cinco minutos escasos que tardó la ambulancia en llegar se nos hicieron eternos; no sabíamos si habían pasado siete horas", remata su compañero.

Durante ese tiempo en el que actuaron, y que fue importantísimo para que siga a día de hoy con vida, "tuvimos que conducirnos con mucho cuidado porque se trataba de un niño. Había que hacer lo que nos decían con mucho tiento y al final todo salió bien".

Los sanitarios tomaron el mando de la situación y continuaron con las maniobras de reanimación. "Cuando le vi la cara al médico y dijo que ya tenía pulso... respiramos". Acompañaron a la calle al equipo de emergencia y "llevamos a la madre al Reina Sofía".

Hasta ahí sería lo normal en un servicio, pero estos dos policías no se quedaron en eso. "Nos pasamos todos los días, a título personal, para ver cómo sigue" el pequeño, que está ingresado en el Materno Infantil. Ahora, cuando ya han pasado los días, les vienen recuerdos de ese momento. "Tienes el cuerpo sereno pero las piernas te tiemblan", señala Santos.

"Los llevo en mi alma", dice Kenia Raquel, la madre del chaval, quien reconoce que en aquellos momentos "no sabía lo que hacía". Nicaragüense de 28 años y con cinco de estancia en nuestro país, Kenia rememora que "uno de ellos me calmaba y el otro seguía por teléfono lo que los médicos le decían. Los llevaré conmigo toda mi vida". En este lote incluye al médico que atendió a su hijo ("que también se ha pasado por aquí"), y "a todos los doctores y enfermeras del hospital por cómo lo están tratando".

José Franco, coordinador del 061, comenta que "atendemos con relativa frecuencia paradas cardiacas y en todas aplicamos el mismo protocolo", y en el caso que nos ocupa "el agente hizo lo que se le aconsejó". Estas indicaciones "por sí solas no salvan una vida, pero sí que se sabe que ayudan a que sea más efectiva la aplicación posterior" del personal sanitario, "que llegó en cinco minutos".

Franco señala que "normalmente este tipo de situaciones a todos nos marcan. De ahí que el doctor Sergio Martínez --el médico que atendió al chico-- se pase por el hospital".

Al poco de este servicio, los dos policías fueron avisados de otra incidencia: un hombre se había cortado en el cuello con una cuchilla ante una negativa de préstamo en un banco. "Aquello fue muy distinto. Al llegar vimos un charco de sangre en el suelo y a la ambulancia; había muchas toallas empapadas".

Raigón y Santos coinciden en que "uno se interesa por cosas como esta porque no pasan todos los días". Quizás porque no todos los días se pueda salvar una vida.

http://www.diariocordoba.com/noticias/noticia.asp?pkid=646870

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